Buscar la conversación.
Consejos para una conversación fluida.
Dar seguridad y hablar sobre el tema.
- En ningún caso: Culpar o negar su relato, tener una reacción de pánico, sobreproteger tratando a la menor como una víctima o restringiendo sus actividades.
- Mantener la calma cuidando nuestra reacción emocional con palabras y con gestos, sin gestos alarmistas ni de sorpresa y sin reprender a la menor
- Escuchar activamente y sin interrupciones, mostrando en todo momento el interés en su relato.
- Decirle que creemos su historia y que no es responsable, ni tiene la culpa de lo que ha sucedido.
- Agradecer su confianza y valentía a la hora de contar los hechos afirmando que ha hecho lo correcto.
- Debemos protegerle, garantizando que vamos a hablar de lo sucedido con alguien que nos ayude para que no vuelva a ocurrir intentando en todo momento que el agresor no acceda a lugares cercanos a su persona. Hay que asegurarse de que la familia cree su versión y que no sufre presiones.
- No prometer algo que no podamos cumplir. Por ejemplo, no garantizar que el agresor va a ir a la cárcel o que van a echar al profesor del colegio, ya que no está en nuestras manos.
- Dejar que exprese sus emociones libremente ya sea por medio de lágrimas, enfado, tristeza, miedo o preocupación. Ante todo, debemos mostrar empatía con expresiones como “es normal que te sientas así, vamos a hacer todo lo posible por ayudarte y que te sientas mejor”.
- Dar muestras de afecto con expresiones y actos que conlleven cariño y afectividad, dejando que controle el tipo y la frecuencia del contacto afectivo con nosotros.
- No forzar que cuente ni presionar con demasiadas preguntas, no induciendo las respuestas.
- Dejar que hable cuando quiera, lo que quiera y recoger lo más fielmente posible lo que dice y sus reacciones emocionales. Le explicamos que es probable que tenga que contar los hechos ocurridos a otras personas.
- Continuar, en lo posible, las actividades de la vida diaria, no sobreproteger, ni tratarle diferente.